OPINIÓN.
“El que no la valora no la merece”. Muchos inspirados poetas, artistas y bardos le
han dedicado hermosas canciones, poesías, y un sinfín de manifestaciones
artísticas y literarias para ponderar el encanto turístico de nuestra querida tierra.
Sin embargo, nuestras autoridades no toman conciencia ni hacen cumplir
con eficiencia las ordenanzas municipales.
A raíz de la Pandemia del COVID-19 el mundo
cambió. Pareciera que no nos damos cuenta o no queremos aceptar la realidad porque
aún no reflexionamos ni tomamos conciencia de que solo depende de nuestras
actitudes para que, procediendo de manera correcta, podamos contribuir al cuidado
y conservación de nuestra ciudad. Estos difíciles momentos nos obligan a
cambiar las costumbres negativas, tenemos que aprender a mantener el orden y la
higiene ¿somos responsables los ciudadanos caracinos? con nuestros actos
o con nuestro silencio e indiferencia, ¿contribuimos a que se ejecuten
disposiciones para el orden, seguridad y limpieza de nuestro pueblo? situaciones que se debe corregir:
Falta de control con los perros callejeros: Estos animalitos pululan
por la ciudad ensuciando las calles, atemorizan a los niños y transeúntes y dejan
una imagen negativa para nuestros visitantes.
Basura en las calles: ya sea porque los
mismos ciudadanos sacan sus desperdicios
horas antes de que pase el carro recolector o que este vehículo intempestivamente
cambie de ruta y horario.
Comerciantes que se resisten a respetar la
vía pública:
colocan su mercadería ocupando la vereda y la pista. Con esta acción se obstaculiza
el libre tránsito, se ensucia las calles y genera caos, desorden e incomodidad para
los vecinos. Todo esto a vista y paciencia de los inspectores de tránsito,
personal de serenazgo y la policía nacional.
Por lo expuesto, les exhorto a que
reflexionemos, recapacitemos y cambiemos nuestras actitudes en bien de nuestra
localidad. Constantemente denunciemos la inoperancia o poca efectividad de
nuestras autoridades. Logremos que nuestra ciudad sea realmente lo que
promocionamos y soñamos: limpia, ordenada y atractiva para los turistas.
No podemos cambiar Caraz sin cambiar primero nosotros mismos.
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