OPINIÓN.


Por: Luz Mendoza Davila
DOCENTE


DESORDEN Y CAOS EN CARAZ


 

“El que no la valora no la merece”.  Muchos inspirados poetas, artistas y bardos le han dedicado hermosas canciones, poesías, y un sinfín de manifestaciones artísticas y literarias para ponderar el encanto turístico de nuestra querida tierra. Sin embargo, nuestras autoridades no toman conciencia ni hacen cumplir con eficiencia las ordenanzas municipales.

 

A raíz de la Pandemia del COVID-19 el mundo cambió. Pareciera que no nos damos cuenta o no queremos aceptar la realidad porque aún no reflexionamos ni tomamos conciencia de que solo depende de nuestras actitudes para que, procediendo de manera correcta, podamos contribuir al cuidado y conservación de nuestra ciudad. Estos difíciles momentos nos obligan a cambiar las costumbres negativas, tenemos que aprender a mantener el orden y la higiene ¿somos responsables los ciudadanos caracinos? con nuestros actos o con nuestro silencio e indiferencia, ¿contribuimos a que se ejecuten disposiciones para el orden, seguridad y limpieza de nuestro pueblo? situaciones que se debe corregir:

 

Falta de control con los perros callejeros: Estos animalitos pululan por la ciudad ensuciando las calles, atemorizan a los niños y transeúntes y dejan una imagen negativa para nuestros visitantes.

 

Basura en las calles: ya sea porque los mismos ciudadanos sacan sus desperdicios  horas antes de que pase el carro recolector o que este vehículo intempestivamente cambie de ruta y horario.

 

Comerciantes que se resisten a respetar la vía pública: colocan su mercadería ocupando la vereda y la pista. Con esta acción se obstaculiza el libre tránsito, se ensucia las calles y genera caos, desorden e incomodidad para los vecinos. Todo esto a vista y paciencia de los inspectores de tránsito, personal de serenazgo y la policía nacional.

 

Por lo expuesto, les exhorto a que reflexionemos, recapacitemos y cambiemos nuestras actitudes en bien de nuestra localidad. Constantemente denunciemos la inoperancia o poca efectividad de nuestras autoridades. Logremos que nuestra ciudad sea realmente lo que promocionamos y soñamos: limpia, ordenada y atractiva para los turistas.

 

No podemos cambiar Caraz sin cambiar primero nosotros mismos.

 

 

 

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